El pueblo

San Adrián

Se encuentra San Adrián en la misma margen izquierda del río Ebro, formando frontera directa con La Rioja Baja a través del puente que sobre tan fundamental vía fluvial la une con Calahorra. Por su parte opuesta, otro río surca sus tierras: el Ega, que desemboca en el Ebro por el término del Soto y el Sotillo.

A caballo, pues, entre tan importantes fuentes hidrográficas, San Adrián se remonta desde el mismo valle hasta la colina donde se asienta, una elevación de unos 318 metros sobre el nivel del mar (Cartografía del Servicio geográfico del Ejército).

Dentro del contexto general de la geografía navarra, nuestra villa queda situada en su parte media occidental, perteneciendo al partido judicial y merindad de Estella, de donde nos separan 40 kilómetros. Eclesiásticamente estamos dentro del arciprestazgo de La Solana, diócesis de Pamplona, capital de la que distamos 75 kilómetros.

San Adrián es capital de municipio y sus tierras quedan rodeadas por Calahorra, Azagra, Peralta, Andosilla, Cárcar, Sartaguda y Pradejón. Las comunicaciones de la villa quedan constituidas por las carreteras San Adrián-Calahorra, San Adrián-Andosilla, San Adrián-Peralta (por los Altos) y San Adrián-Azagra, como los centros más próximos a los que conducen.

La Ribera

La Ribera navarra consta de dos partes: la línea que va desde la parte baja de Azagra hasta el límite con la provincia de Zaragoza, teniendo su centro en Tudela, y la que va desde Azagra hasta el límite con Logroño y que podemos denominar como Ribera occidental o alta, dentro de la cual quedamos comprendidos.

El terreno sobre el que geológicamente se sitúa San Adrián es del Cuaternario, con depósitos de esta época. Los datos biogeográficos podemos resumirlos en un predominio de la vegetación de tipo carrascal ibérico, con pino carrasco, y un paisaje general de tipo esterizado, todo ello en su parte norte; los valles de los ríos Ega y Ebro son zonas vegetales constituidas por arbolado (predominando básicamente el chopo) y huerta.

El Clima

El clima adrianés es templado, con cielos azules y aires puros. Sin embargo, aunque no muy frecuentes, se dan extremos climáticos, llegando en invierno, e incluso primavera, a producirse heladas del orden de los 1 – 2º bajo cero, y en verano fuertes calores, que rondan los 35 – 38º sobre cero en zonas de sombra. Las estaciones ideales son las de final de primavera, principios de verano y otoño. Los vientos dominantes son el bochorno (caluroso) y el cierzo (frío).

El índice de precipitaciones medias anuales se fija, según datos de los años 1941 al 1962, en 400 – 500 m/m. aproximadamente. El suelo actual de la villa se determina en su mayor parte por un predominio del Cambisol calcárico sobre aluviones recientes. Abundan, en su parte norte, las tierras blancas formadas por yesos y margas yesíferas, muy poco fértiles, situándose las mejores en las llanuras aluviales, junto a los ríos, proporcionando así la famosa y rica huerta de las cuencas del Ega y Ebro.

En ambos valles se da el policultivo de regadío y en la zona alta viña, cereal, espárrago y almendro, predominantemente, siendo poco importante la ganadería, destacando en este sector el ovino merino. La agricultura de huerta trajo a su vez la riqueza industrial en fábricas de tipo conservero vegetal, arrastrando éstas, en otras zonas, industrias auxiliares (embalaje y envase metálico, sectores también hoy representados en la villa).

La densidad de población se valora, según datos del año 1975, en un orden próximo a los 200 habitantes por kilómetro cuadrado.

La situación de San Adrián, según los geógrafos antiguos, debe corresponder aproximadamente a los 14º longitud y 42º de latitud, considerados sobre la base del meridiano de Roma que explicara Ptolomeo. La latitud, tomando como referencia el Polo Norte, oscilará alrededor de los 42º, 20º.

La extensión territorial urbana sobrepasa los tres kilómetros cuadrados, repartiéndose sobre su suelo, casi por igual, la vivienda de tipo unifamiliar y las edificaciones polifamiliares en base a casas de varios pisos y alturas.

En total, la extensión superficial del término suma 2.048 hectáreas, 57 áreas y 51 centiáreas.

De aquí podemos partir para hacer el siguiente desglose: vías terrestres, 25-25-23 hras; vías fluviales: 53-61-70 hras; acequias: 7-81-09 hras; edificios y calles: 5-71-54 hras. Queda, por lo tanto, una superficie “útil” equivalente a 1.956-17-95 hras (Datos de P. Javier C. de Icaza, Memoria de Licenciatura, Facultad de F. y Letras, U. de Zaragoza).

Todas estas tierras formaron parte del Condado de Lerín, al que en tiempos pertenecimos.

Por lo tanto, comparado con los del área geográfica que lo rodean en la Ribera navarra, nuestro término es de reducidas dimensiones (20,72 km2 aproximadamente).

Félix Manuel Martínez San Celedonio

Historia de San Adrián de Palmas
1981

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